Sentido
Buscamos en
momentos de reflexión o de crisis comprender la vida. Muchas veces lo hacemos
de forma forzada, no nos da mucha tregua las situaciones que se presentan. Reflexión y pausa en momentos
definitivos.
La invitación es
comprender la vida de forma más natural y amable. Por ejemplo: Desde el momento mismo de iniciar tu día. A cada momento de
ese mismo día crear momentos que te den la pauta de encontrar un sentido. No
esperar a que nos de la vida un mensaje tan concreto, llevar un proceso más
consciente de esa pausa y reflexión.
Es más fácil de
lo que parece; puede sonar muy complicado, hasta filosófico inclusive, pero realmente no
es tan sofisticado este proceso.
Solo es estar
presente.
Comprender la
vida es estar aquí.
Nuestra
educación está basada en recordar y hacer referencia de lo que hemos vivido
anteriormente como base para identificar ideas y soluciones; así nos quedamos
por años recreando las mismas respuestas a estímulos nuevos para obtener
resultados que funcionaron, tal vez, en el pasado; en el mejor de los casos
funcionaron; ya que podemos estar encariñados con resultados que no
otorgaron experiencias que nos hicieran crecer y aún así los tenemos como
favoritos.
Estando en el
pasado de una experiencia perdemos la frescura de este preciso instante, que se
crea y se identifica desde un presente que nos da la oportunidad de pensar y
experimentar nuevas experiencias.
Las tradiciones
nos invitan a recrear momentos casi idénticos año tras año no solo por lo que
comemos, a quienes visitamos o nos visitan, sino también por las
frases que decimos y llegamos a sentir.
El exterior
puede ser el mismo. ¿pero el interior? repetir no significa no estar consciente
de nuestro presente.
Podemos invitar
a nuestras tradiciones y estar presentes, es identificar nuestro crecimiento a
través de ellas, como aquello que es un referencia y nos muestra nuestro avance
y comprensión.
Comprender la
vida es identificar nuestra presencia a cada instante de consciencia.
Muestras un
valor a cada instante. Desaparece la preocupación y te haces amigo y
creas alianzas nuevas con emociones y sensaciones que te dan certeza de estar
creando un momento verdadero.
Todo esto te
acerca a lo que verdaderamente eres tú, no a una programación que nos dieron
desde que nacimos. Esta programación fue útil; nos hizo tener seguridad; tanto
que estamos hoy leyendo este texto.
Iniciar nuestro
día con la certeza de que estamos creando un presente fresco, ese puede ser
algo que es sencillo pero muy profundo. Te rejuvenece.
Hay muchas
recomendaciones para tener equilibrio en nuestro cuerpo y mente, desde comer
frutas y verduras, hasta encontrar nuevas vitaminas enriquecidas que nos darán
más vitalidad.
La verdadera
vitalidad nos puede acompañar en todo momento, pero es más silenciosa. No se
anuncia en ningún programa de televisión ni tampoco ha sido promovida por
científicos reconocidos de laboratorios importantes.
Esa vitalidad
está ligada con el darse cuenta de lo que sí podemos hacer hoy, ahora.
¿Qué puedes
hacer ahora para darte cuenta de esa energía?
Observa tus
manos, reconócelas, toma el tiempo para observarlas de tal forma que puedas
memorizarlas. Con esa profundidad.
Tómate el día de
hoy para observar todo lo que tus manos realizan. Darle valor a cada instante a
través de tus manos.
Piensa que
podrás hacer con esas manos, la creatividad está de tu lado.
Lo más mínimo
puede ser grandioso, este instante lo es...
Comprender la
vida. Siempre he pensando que esta relacionada con agradecer.
Agradezco el
momento en que me doy cuenta de que estoy aquí, mi mente parece serena ante tal
invitación.
Mi cuerpo parece
dispuesto a responder ante la voluntad de estar presente.
Mi entorno se
armoniza para identificar aquellos elementos que no habían sido identificados
como participantes de esta totalidad.
Sembrar en
nuestro día momentos de presente, te podrá otorgar la confianza de mirarte.
¡GRACIAS!
Fannie G. López
Frisbie
(me acompañó
para escribir este blog la sonata Claro de Luna de Beethoven)